El político que "traicionó" a su partido.
Fue en el año 2012 cuando Juan Pérez, un hombre cuya trayectoria política sumaba ya 25 años dentro del partido más fuerte de su estado y su país, decidió abandonar la bandera que lo cobijó durante tanto tiempo. Juan Pérez dispuso “cambiar de colores”. Su decisión fue difícil, renunciar a todo por perseguir sus sueños. El partido que alguna vez consideró el peor de sus rivales era ahora encabezado por él mismo en su municipio.
Muchos lo consideraron un traidor, muchos de los que tenían una buena opinión hacia Juan Pérez creían ahora que era el peor de los políticos – ¿cómo puede hacernos esto?, ¡solo por querer participar en la contienda electoral, ha renunciado a sus principios y valores como político! – decían las personas que lo conocían. Pero Juan Pérez estaba decidido y no pensaba cambiar de opinión.
El día de las elecciones llegó y la sorpresa para el expartido de Juan Pérez fue muy grande. Ese año el expartido no solo perdió las elecciones, también había perdido al mejor de sus elementos, Juan Pérez se había convertido en presidente municipal pero ahora gobernaba la oposición y era liderada por el mismísimo Juan Pérez…
Seguramente te estés preguntando si la historia que acabas de leer es verdadera. ¡Por supuesto que lo es! Así como el de Juan Pérez, existen muchos casos en donde los proyectos políticos ganadores surgen de las divisiones internas de un partido político. Sin embargo, el por qué surgen dichas divisiones no es asunto para este artículo, no, en lo que nos vamos a enfocar es en porqué es que sucede que una persona abandona el partido considerado “como el más fuerte” se une a la oposición, regularmente al partido “más débil” y gana la elección. ¿Por qué sucede esto?
La respuesta parece lógica – Por qué el candidato es más importante que el partido para la mayoría de los electores –. Sin embargo, es más complejo que eso, algunas de las razones son:
1. El candidato “renegado” compite en desventaja, lo cual motiva su lucha personal.
2. El candidato “renegado” puede anticipar los movimientos de la estructura política contraria, la conoce como la palma de su mano.
3. El candidato “renegado” conoce las debilidades de su opositor, como quien diseña un sistema de seguridad para un banco.
4. El candidato “renegado” no parece una amenaza para el partido abandonado, pues ha dejado lo mejor que tenía (El elemento sorpresa).
5. Al marcharse, el candidato “renegado” depura la estructura que construyó a lo largo de los años, solo lo seguirán los de verdadera confianza, los que verdaderamente creen en él. Esto lo deja con un equipo más comprometido, más eficiente y más organizado.
6. Si se trata de ataques, el partido abandonado tiene mucho que perder, el candidato “renegado” no, él solo tiene mucho que ganar.
En aquel 2012 Juan Pérez ganó las elecciones porque todos estos factores estaban presentes para que así sucediera.
Reflexión para partidos y candidatos:
La fuerza de los partidos políticos es el equivalente a la suma de la fuerza de las figuras públicas que lo representan; y la fuerza de los candidatos es el equivalente a la suma de voluntades de los electores.
Escrito Por:
Christian Perales
peralesja@hotmail.com
Facebook y twitter: peralesja
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