Tutankamón: el Rey del liderazgo político .

Si Tutankamón hubiera existido en el siglo XXI sería un mandatario, posiblemente presidente de una Nación; y seguramente se encontraría con los mismos problemas que se encontró durante su ascenso al poder.



El Rey Tutankamón, cuya historia se desarrolló en los años 1300 a.C., se encontró con diversos problemas para ascender al poder. El principal problema fue la traición que sufrió por parte de sus más cercanos: asesores, amigos, familiares y amantes. Tutankamón se convirtió en Rey entre los 8 y 10 años, fue esa misma juventud que lo llevaron a ser solo una figura de poder, mientras tanto “Ay”, el Gran Visir, tomaba todas las decisiones del faraón. Fue así hasta que Tutankamón se dio cuenta que su palabra no contaba, que el Gran Visir, El General del ejército egipcio, los Sacerdotes y demás miembros importantes de la Autoridad actuaban cada uno de acuerdo a los fines personales y no en bien del pueblo, todo esto sucedió a sus 19 años. Tutankamón intentó recuperar el poder que por título le pertenecía, pero ni el ejército ni el pueblo lo conocían, el Gran Visir lo había relegado tanto que ni siquiera la población conocía su rostro. Para darse cuenta de la situación en la que vivía su pueblo Tutankamón salía a caminar por las calles como un ciudadano más, y de esta manera conoció las necesidades de su gente, los problemas con los que vivían, las injusticias cometidas por parte del ejército, las amenazas de otras naciones para con su pueblo y la manera en que el pueblo lo percibía como faraón. Y fue así que supo los secretos para convertirse en un líder para su ejército y su pueblo.(1) 

Volviendo al Tutankamón del siglo XXI (el que estábamos imaginando al inicio de la lectura) lo veríamos sentado en su oficina, relegado por sus colaboradores, sin voz ni voto en su gobierno. Un mandatario que podría ejercer su autoridad más no su poder. Un mandatario con un gran puesto pero un nulo liderazgo. 

¿Qué haría Tuntankamón en esta situación? Seguramente lo mismo que hizo hace más de 3300 años: 

1. Informarse antes de decidir: es necesario que tomes en cuenta la opinión de los demás, pero nunca dejes que los demás decidan por ti. Decide lo que es mejor para todos, escucha a tus colaboradores, escucha a tu pueblo, escucha lo que todos tienen que decir, mientras más información tengas sobre algún problema mejor será tu decisión. 

2. Buscar aliados: ganar la confianza no solo de tu grupo más cercano, debes tener aliados en todos los niveles de tu gobierno, debes buscar aliados también en todos los sectores de la sociedad. 

3. Luchar a lado de los tuyos: no te conviertas en una persona que solo da órdenes, colabora siempre con tu equipo en la solución de los problemas, lucha a su lado mientras más generosidad, humildad y entusiasmo muestres hacia ellos y su trabajo mayor será el liderazgo que entregarán a tu persona.

4. Sincronízate con tu pueblo: todas tus acciones deben tener un porqué, una razón con la que la mayoría de los ciudadanos estén de acuerdo. De esta manera tus decisiones como líder serán legítimas y tendrás siempre el respaldo de tu gente.

5. Recorre las calles: la mejor información es la que llega directamente de las personas, tomate el tiempo de platicar con los ciudadanos, con aquellos que no pertenecen al organigrama de la institución a tu cargo, aquellos ciudadanos para los que trabajas, con ellos son con los que debes mantener una comunicación constante. Cuando vengan cosas buenas, cuando el camino sea seguro, lidera desde atrás, deja que tu gente vaya en frente de ti. Cuando el peligro llegue, ocupa el lugar de la primera fila, entonces la gente podrá apreciar tu liderazgo.

(1)Basado en la serie de televisión “El Rey Tut” de History Chanel.

Escrito por:
Christian Perales
peralesja@hotmail.com
Facebook y twitter: peralesja

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